Usuaria:Arkana84

Arkana de Eidos

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Edad	39 años
Clase	PKMN Ranger
Especialidad	Dibujante / informática
Pokémon favorito	Mi Emolga no es un Emolga común. Es el mejor Emolga de todos los Emolga. ¿Sabes lo que te digo?
Videojuego favorito	Pokémon Blanco y Negro
Cómo usar esta plantilla

Reglas básicas actuales en todos mis equipos

1. No se usan legendarios en el equipo
2. No se usan Pokémon de otras generaciones diferentes a la del juego en curso en la primera liga
3. No se aprenden ni usan nunca ataques que debiliten a cualquier Pokémon del equipo (como explosión o autodestrucción). Esto incluye ataques super eficaces contra aliados en combates dobles.
4. Los objetos de batalla tendrán una única utilidad en el juego: venderlos

Mi viaje Pokémon

Empecé mi viaje Pokémon con trece años, de la mano de Pokémon Azul, gracias al profesor Oak, que me dio a Charmander como mi Pokémon inicial. Su nombre era Ascuas. Mi habilidad como entrenadora en aquel entonces se puede categorizar en esta lista:

• Campeones de región
• El Alto Mando
• Líderes de Gimnasio
• Entrenadores Guay
• Entrenadores average
• Joven Chano
• Yo

Además, no llevaba un equipo nada balanceado, puesto que llevaba los que más me gustaban, donde predominaba el tipo fuego. En la liga llevé:

Entrenador	Charizard	Flareon	Vulpix	Graveler	Persian	Zapdos
Arkana	No recuerdo el nivel exacto de ninguno

Tampoco recuerdo los set de movimientos, pero no tenía nada de estado. Me parecía que no servían para nada más que para perder turnos, así que me limitaba a ponerles todo ataques, y venga ataques. Yo pensaba que, como se trataba de hacer daño, si ponía muchos ataques ¡me iría todo bien!

No me fue nada bien.

Brock me lo hizo pasar un poco mal. Misty me lo hizo pasar MUY MAL. Me logré pasar la liga a durísimas penas puesto que mis Pokémon iban por el nivel treinta y tantos, y fue gracias a un Zapdos de intercambio. Nunca completé la pokédex (tampoco me era posible).

Años después, salió Oro y Plata, pero no le presté mucha atención, primero por pereza de aprender otros cien bichos, y luego por pura tontería nostalfag. Es que esos Pokémon nuevos parecían Digimon (sí, en el año 2001 ya se decía eso). Y al parecer había legendarios nuevos, ¿pero cómo iba a haber MÁS legendarios? ¡El legendario era Mewtwo y punto!

Pero volví a jugar como otros trece años después, cuando me enteré por casualidad que habían hecho un remake del juego de toda la vida. ¡Y podías ser chica! La dificultad no era ni la mitad de lo que recordaba. No sé si fue por la experiencia previa, porque había ataques que habían reducido su dificultad (como el maldito repetición, que antes era mirar cómo morías lentamente...), o porque había bug que ya no estaban presentes, pero en cualquier caso se me dió bastante mejor que la primera vez y además disfruté de lo lindo.

(Eso sí, como parece que me va lo duro, volví a elegir a Charmander, y Misty me volvió a dar la del pulpo).

Y así fué como con Hoja volví a engancharme a los juegos Pokémon, y luego de aquello me pasé todo lo que había hasta la fecha en cuanto a juegos principales, menos Oro y Plata, que sólo he jugado a sus remake. Gracias a Wikidex me fue mucho más fácil entrenar, la usaba como mi pokédex personal (una útil de verdad), aprendí qué demonios era eso de las habilidades, que los objetos servían para algo, que los ataque físicos y los especiales no eran lo mismo... vamos. Aprendí. También jugué Pokémon Ranger: Sombras de Almia, porque los Ranger son mi clase de entrenador favorita, así como SNAP y Stadium (este último me enseñó que, porque un Pokémon sea tipo fuego, no tienes porqué ponerle CUATRO ataques ofensivos de fuego, por favor). Y me enganché al TGCO porque venían a ser unas Magic pero con Pokémon. De todos los juegos me gustaron mucho HeartGold/SoulSilver (me pareció cautivador y precioso) y Blanco y Negro (por todos los motivos de la chapa de abajo).

Cuando google nos gastó la famosa inocentada del 2014, pensé "madre mía, sería ALUCINANTE si esto ocurriera de verdad".

Ocurrió de verdad. Era simplemente increíble. Salir a la calle y buscar Pokémon por Maps. Eso sí que es inmersión en el juego. En vez de meterte tú en el personaje y en el mundo Pokémon, que sea el mundo el que se meta en tu vida real.

Así, en la estación de Atocha Renfe, el día 6 de julio de 2016 y gracias al profesor Willow, capturé a mi inicial, Charmander. Su nombre es Ascuas.

Y mi viaje continúa...

Sobre Pokémon y formas de pensar

Mi juego favorito es Pokémon Blanco y Negro y sus secuelas Blanco 2 y Negro 2. La historia me llegó muy adentro. Soy una gran estudiosa y seguidora de Platón y su filosofía, y este juego ahonda profundamente en la teoría dualista entre el mundo de las ideas y el mundo sensible (ideales y verdad).

Por otro lado, se plantea claramente por vez primera el eterno dilema de la presunta esclavitud Pokémon. Creo que estos juegos afilan la historia y el trasfondo del mundo Pokémon de una forma que hacía mucha falta. No por los detractores que vean en Pokémon una apología de las peleas de gallos. Este tema me hace mucha gracia, puesto que nadie parece tener problemas con los millones de kobold y goblin que mueren cada día en las partidas de rol fantástico. Esos goblin también tienen familia, leñe. Nadie piensa en los goblin.

El caso, es que un juego es un juego, completas las misiones conforme te las dan y no te planteas las cosas demasiado, porque eso es salirse de ese mundo. Es atravesar tú sólo la cuarta pared. No es divertido. Luego, no elogio esa inclusión de dudas pro-animal de la quinta generación porque sea una justificación a moralistas, que de todas formas no se van a sentir satisfechos. Lo elogio porque es una forma de ampliar los muros del mundo, de incluir más al jugador en el entorno, al darnos la oportunidad de poder pensar más y poder desarrollar nuestro rol más aún.

Creo que la función de un juego es descubrir mundos nuevos, igual que los libros, y poder disfrutar de esos mundos, vivir en ellos. Porque como decía Terry Pratchett: "La imaginación, no la inteligencia, es lo que nos hace humanos."

Música

Todo este tocho interminable ha sido escrito mientras escuchaba, entre otras, la excelente banda sonora de Pueblo Chamota.